Hoy en día los procesos judiciales, a pesar de ser en muchos casos efectivos, se han convertido en insuficientes, largos y costosos, lo cual lo convierte inalcanzable para muchas personas en situación de vulnerabilidad personal y social. Frente a esta situación el sistema de justicia se ha visto obligado a generar alternativas, que funcionan paralelamente con los procesos de judiciales. Estamos hablando de mecanismos extrajudiciales de resolución de conflictos. Estas vienen funcionando desde los comienzos de la humanidad, y se han manifestado en diversas regiones del mundo y forman parte de nuestras raíces culturales. Actualmente, volver a estos métodos, nos da la posibilidad, de buscar soluciones ante aquellos conflictos que competen, en particular al Derecho de la comunidad y de familia, pues en estos casos, en especial, se comprometen los sentimientos y las emociones de las partes implicadas, los cuales tienen profundas raíces psicológicas, sociales y culturales, que dan mayor complejidad de las causas a solucionar.
En este sentido se han generado una oportunidad para afrontar estos conflictos, más allá de las prácticas de judicialización de estos procesos. En este sentido, los mecanismos extrajudiciales contribuyen a garantizar el derecho de acceso a la justicia, incorporando la necesidad de ser interdisciplinarios y afrontar los conflictos con múltiples aspectos a tratar, en especial psicosociales y culturales. En este sentido se valora estos mecanismos de intervención extrajudicial, como una tendencia en la búsqueda de soluciones no violentas o de entendimiento de una cultura de la paz.
Por ello, con la consolidación de este sistema, desde la mediación y la conciliación. El Poder Judicial y las estructuras de la Defensoría del Pueblo, acercan herramientas que promueven la cultura de diálogo y la paz para toda la comunidad, con especial atención hacia los sectores más vulnerados, quienes requieren de mayor asistencia y protección de sus derechos.
Para que esto se haga efectivo, existe la necesidad de que los abogados u otros profesionales que se dedican a esto sean éticos, mediadores, conciliadores, y capaces de integrar saberes de diversas disciplinas, para brindar una solución integral a los conflictos, comunales o de indoles social en especialmente a los temas de familia, dado el vigente y relevante rol que esta cumple como célula fundamental de la sociedad.
A pesar que estos procesos se tratan de manera extrajudicial, y no tienen el valor de una resolución judicial, representan un soporte importante para las personas intervenidas y las estructuras de justicia. Estas mismas, tienen diferentes funciones, aunque busquen resolver conflictos. Existen las que se abordan los temas no patrimoniales. Las partes encuentran la solución (Mediación), las que abordan temas patrimoniales. Se propone la solución (Conciliación). Estos pueden cambiar, de acuerdo al país que se ejecute.